jueves, 25 de abril de 2013

Los Niños del Barrio Rojo

La fotógrafa Zana Briski acude a ese barrio para poder dar a conocer como es la vida de las mujeres prostitutas pero la resulta muy difícil acceder a ellas ya que nadie quiere ser descubierto en sus acciones, todo allí es ilegal. Al llegar a los burdeles, conoce a los hijos de estas, con los cuales establece una fuerte relación. Decide darles clases de fotografía, llevarles a la playa, al zoo… e incluso, buscarles un futuro mejor encontrándoles escuelas que les admitan, cosa muy difícil porque nadie acepta a los hijos de las prostitutas.

 


Estos niños han crecido en un barrio rodeado de pobreza, careciente de esperanza, con un único fin: el dinero, cuya enseñanza es desoladora y no  van a la escuela. Sus padres no pueden servir de ejemplo para estos niños ya que siguen enseñando el mismo método de vida. Estos padres saben que sus hijos necesitan una salida hacia una vida mejor y con futuro pero aun así algunos de estos familiares les niegan un futuro hacia una mejor vida.
 

En el documental vemos a Zana, como intentando ayudarles buscándoles unos estudios básicos en un internado pero al no tener cultura los familiares más allá de sus vidas, no comprenden la importancia de saber que la vida no solo es eso. En este caso, a la mayoría de los niños, sus padres fueron a buscarles o, como le sucedió a una de las niñas, que su tía no la dejaba ir a la escuela y la obligo a prostituirse.
 
Ellos han tenido que madurar a la velocidad de la luz, experimentar cambios y responsabilidades en sus vidas, trabajar para ganar dinero para la familia, hacerse cargo de hermanos o tener esa mentalidad de saber que les pasará (acabar en la prostitución, drogas, delincuencia…). Conocen otras posibilidades e imaginan con ellas pero dan por sentado de que son inalcanzables, como si solo fueran sueños. Aceptan su vida tal y como es, como su vivienda les han enseñado.

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